Viejazo

Cumplo 45 años, digo cosas y ya sé, ¡no importan!, pero lo intento, a ver.

1. Hola. Pensé que la crisis de mediana edad había sido a los 38, cuando se había presentado un «¡¿qué, ya está?!», pero parece que hay un bis.

2. Mentira. En el chat «Amigas de siempre», donde todas vamos por los 45, digo que mi problema no es envejecer, sino ser estúpida. Bueno, no exactamente. Quiero ser linda.

3. Sí. Hay días malos, desde ya, pero estoy a favor de mi desempeño. Más: a pesar de una escoliosis de 30 grados de curvatura, no sigo el mandato familiar del dolor de espalda. Hago la postura del pez en loto.

4. Tiempo. Dice Ethan Hawke en un reel: «No creo que tengamos el entendimiento del concepto divino del tiempo. No creo que seamos más capaces de entender un reloj que un perro».

5. Dolor. El paso del tiempo propio, pero sobre todo el ajeno, puede ser gran fuente de sufrimiento; la mayor, de hecho. Desarrollo este punto acá sobre mi papá, son 15 páginas.

6. Vacío. Tal vez envejecer sea aburrirse. ¿Está mal? No, porque lleva a lo creativo, pero a veces se confunde con tristeza o cansancio.

7. Discreción. Lo que funciona en términos de bienestar es lo que se hace con constancia y naturalidad a lo largo del tiempo y callada la mismísima boca.

8. Ejercicio, comida, etcétera. Nada que se haga de pronto en la mediana edad y dure un breve período puede ser tomado muy en serio.

9. Bigote. Digo a mis hijas: «Hacer es terminar».

10. Fondo negro. Meditar se presenta como algo de un orden mayor, pero para eso no tengo lenguaje y si lo intento sueno a sahumerio, así que paso (escucho una voz: andá nomás).

11. Desbandes. Nunca más los zafarranchos. Dos litros de cerveza me tomaba a los 20 en una noche de verano en Monte Hermoso. También hacía otras cosas.

12. Libros. Leer mucho suena bien y siempre lo hice —cada vez más—, pero me pregunto si ahí estará la mayor fuente de interés de acá en adelante. Si los mejores dramas y peripecias serán los que lea.

13. No. Tampoco es que una quiera volver a los 20. Esa angustia en el pecho.

14. Cuarenta y cinco. Planté un sauce que vi crecer hasta hacerse gigante y un día caer de raíz al piso; escuché Let Down de Radiohead en vivo; miré a los ojos a dos hijas cuando recién habían nacido; usé un aparato ortopédico en la espalda; tuve un trabajo divertido y psíquicamente comprometido en la redacción de un diario; vi proyectar, construir y operarse una central termoeléctrica, ¡organice una audiencia pública!; entré a un aerogenerador en funcionamiento; busqué un acompañante terapéutico para mi papá; quise ganar plata, gané plata, me dejó de importar la plata (la grande); escuché a Tona contar cosas de colegio secundario y a María decir «¿querés un tecito?»; me reí a carcajadas con Esteban imitando al cocker de al lado; cociné 1.560 pascualinas (hice el cálculo, a una por semana por tres décadas —cocinaba de chica— son todas esas y contando).

15. Sola. Extraño mucho la vida de amigas, las risas con la cara deformada o ir al hueso psíquico de las cosas. Las veo muy poco, a veces me siento sola.

16. Casa-casa. El mejor viernes a la noche es adentro, en familia, con algo rico y una película que recomiendan en Twitter o en un newsletter. Alarma de aislamiento.

17. Cerveza. Patagonia Vera IPA.

18. Cremas. Retinol, tretinoína y glicólico. Sérum, humectante y protector solar.

19. Humildad. La mejor manera de evitar la arrogancia (el peor de los tonos para ir por la vida) es cruzarse al menos una vez con un gran engaño o con un amor no correspondido.

20. Menstruación. Me duele antes, durante y después y también ovular, no doy más. Y sé que vienen los tanques, la menopausia. Nota a Darwin: la saña evolutiva contra las mujeres es alarmante.

21. Escribir. Quisiera saber y poder escribir. Salir de esta vergonzosa primera persona y crear un mundo con palabras en una novela. Existe un tipo de gente como yo que convive con esta frustración y siente envidia sana e insana por quienes sí saben y pueden hacerlo.

22. Info. Vivir informada tiene un costo y lo pago. Saber de qué va la conversación pública es una forma de sentir la época. La burbuja atrofia.

23. Política. No me gusta el progresismo, porque disocia el dicho y el hecho con total naturalidad y porque es una postura canchera y agresiva basada en ser bueno, pero el péndulo del otro lado, que es donde estamos ahora, me choca a un nivel biológico. Tenemos un presidente revulsivo (otro más, por otros motivos). Parece una hiena de laboratorio a prueba de antipsicóticos, con perdón de la hiena. Eso sí, es literario. Habrá buenas novelas.

24. Ideología. A veces me levanto medio soviet y hago comentarios con la palabra «argolluda» y otras me siento muy cómoda con un liberalismo de derecha soft del tipo «que paguen».

25. Qué linda. La belleza será subjetiva pero cuesta aceptar que esté en un lugar con un cartel que dice «Instituto de Belleza» y menos en uno que dice «Quirófano». Pareciera ser más bien lo contrario.

26. Barrios. Me da un orgullo medio ridículo que mi configuración social provenga de haber nacido en el barrio más elegante de Bahía Blanca, Palihue, pero haber pasado todas las mañanas de mi infancia con mis abuelos en Villa Mitre.

27. Energía. La luz y el gas se deben pagar lo que valen (salvo en casos especiales). Si en una casa el consumo equivale al de un hotel chico, la boleta debe venir a valor de órganos vitales. La producción de energía es de lo más contaminante que existe. Calefaccionar la casa en invierno para estar en remera es muy vulgar.

28. Celular. Parados y en tanto homo sapiens tendemos a adquirir forma de bastón con el cuello torcido hacia abajo.

29. Ciencia 1. La vida en U. Existe evidencia de que las personas tenemos el período de mayor sufrimiento de nuestras vidas en torno a la mediana edad (cuidamos para arriba y cuidamos para abajo), pero conforme pasan los años y nos hacemos viejos volvemos a un estado de bienestar parecido al que tuvimos en la niñez. Estudios más recientes dicen que esto tiende a cambiar por la crisis de salud mental y que ahora los menos felices son los jóvenes.

30. Ciencia 2. El proceso de hacerse viejo no es lento, sino repentino y sucede en dos momentos: a los 45 y a los 65. «Artículo deprimente», dice Esteban y me manda esto.

31. Buen día. Conectar con desconocidos levanta el día. Sonrío al barrendero, él me sonríe y ahí también hay método científico.

32. Traiciones. Sufrir súper traiciones puede llegar a ser atractivo. Recordarlas, por qué no, una forma de viaje en el tiempo. Quizá la persona que traicionó se olvida, pero la angustia que ocasionó no. En un punto se agradece, porque es sensibilidad activa. Esto también puede llegar a ser mentira.

33. Positividad tóxica. Hay que volver al dolor, loco. Que es esta tontería de que la vida es (sólo) linda y que hay que salir a mostrarla con una cámara frontal.

34. Redes. En tanto persona-producto en que nos convierten las redes, la norma es a mayor exhibición, menor credibilidad. Los esfuerzos diarios por mostrar bienaventuranza logran el objetivo opuesto al buscado. Señalan ego-incontinencia y poco control de sí mismo. Distinto es una foto de vez en cuando, eso es simpático, like.

35. Inteligencia. Tener sesera es crear de la nada una mesa o un modelo con Phyton. Tocar el bajo, desarmar y arreglar un lavarropas. Es decir, ser Esteban.

36. Juzgona. Una forma de evaluar cómo se siente una, qué tal el día, es analizar la cantidad de veces que se usan expresiones como «está gordo y pelado» o «pero mirá la cara de caballo esta la cantidad de botox que se metió ya ni puede mover la boca».

37. Veo. Aún no hay presbicia, gracias miopía.

38. Yo yo. El narcisismo a cielo abierto tan naturalizado (hola) es un drama contemporáneo.

39. Reserva. Acá hay dos o tres cosas no dichas.

40. Gracias. En los mejores días las gracias van por dentro.

41. Clave. Nunca decir «clave».

42. Orden. Cantadas las 40, es una picardía no cantar las 45…

43..

44. Capaz. Que nada es tan así.

45. Chau.

14 respuestas a «Viejazo»

  1. Hola, mi nombre es Paulo.

    Es la primera vez que respondo a un blog o mando un comentario de alguna forma, te aseguro que lo que acabo de leer ha inspirado eso, primeramente.

    No recuerdo cómo llegué a tu blog, pero cada vez que llega una actualización y la leo es una mezcla de muchas emociones.

    Tengo 33 años, y lo que acabo de leer, nuevamente, ha sido una mezcla de emociones. Ha sido como ver para atrás y luego ver para adelante, constantemente.

    Cada punto que has mencionado da para una conversación muy larga, mínimamente una conversación con uno mismo.

    Se agradece que te tomes el tiempo para escribir.

    P.D.: Seguro, como yo, mucha más gente piensa que no aplica la primera parte del 21.

    Saludos.

    1. Hola Paulo, ante todo, gracias por leer. Un halago que te haya dado ganas de comentar y que hayas leído esos saltos, porque ahí es donde creo que se juega la percepción del paso del tiempo. Mucho gusto!

  2. Que decirte que no te haya dicho, que cada cosa que escribís supera a la anterior y así.. Quiero compartirlo porque lo merece. Ay!. Ethan Hawke! esta igual que en Reality Bites. Hay que revertir el ítem 15!. Quiero saber del N.º 39. Te admiro, soy tu fan. Seguí escribiendo por los siglos de los siglos.

    Tu amiga personal.

  3. «Viejazo», buen título, y mejor contenido.

    Entiendo (seguramente mañana o no lo recuerde o entienda lo contrario…, o algo parecido), que la diferencia entre nuestros 20s y nuestros ahora 46, está en la diferencia de concepto de «lo simple».
    A los 20 lo simple, tenía sabor a poco, era la vereda en la que no querías estar, ver el vaso medio vacio, y cuánta analogía podamos dibujar para decir que siempre se quería más, nada era suficiente, todo era posible e imposible, siempre en el drama de lo inalcanzable, solo porque percibimos que el tiempo caminaba lento y el anhelo nunca llegaba a realizarse.
    A los 46, lo simple se vuelve un privilegio, y hasta a veces lo deseado…, el anhelo muto taaaantas veces, y vino acompañado de tantos condimentos, que aún habiéndolos trascendido, hoy ya no los preferimos por sobre «simple», digo, que un hijo sonría; que aprenda de una responsabilidad que nosotros no teníamos a los 20s, que elija su camino, al que inevitablemente queremos hacerle constante monitoreo, que pelee menos y agradezca más…; un abrazo, que pudiendo estar no llega, o quizás que ya no está; la compañía…, lo simple e imposible que es poder tener un ratito, 10 minutos, para conversar de uno y no de lo que le pasa al mundo (el propio y el macro), un brevísimo diálogo sin correr…, un mate, un café o cualquier infusión que elijas es la excusa, casi como a los 20s, pero con otros intereses, las palabras van al punto y sin vueltas porque el tiempo de armar el cuento entero…, digamos, hay chisme, querés el chisme primero y luego lo que se llegue a contar de los detalles.
    Hoy ya no escribimos como un discurso de egresados para que alguien más lea, sino con argumentos, con la letra que nos ha dado el viaje hasta llegar a nuestros jóvenes 46, je.
    Alguien dijo alguna vez o lo invente (que es muy probable), que lo simple responde al orden lógico de la vida. Sin embargo uno siempre quiere más, haga mucho o haga poco o nada…, siempre queremos más, con otra energía, pero a los 46, seguimos yendo por más.
    Tanto a los 20s como a nuestra edad, vivir y no saber que pasará mañana es el milagro o lo mágico que te invita a levantarte al día siguiente…, eso y los hijos (los que los tengan), hacer lo que eligieron ser o hacer (los que pudieron alcanzarlo), etc.
    Es claro, y no estoy descubriendo nada, que los años no vienen solos, pero se viven más rápido que a los 20s seguro.
    Si me preguntas, creo que a mayores responsabilidades, cargas, obligaciones, etc , uno ocupa su tiempo con menor capacidad de disfrute que a los 15, que el objetivo era controlar las hormonas que estaban a flor de piel, o a los 20s, en que empezabas a entender y conocer, aquellos que te modificaría el concepto de «lo simple», del disfrute, seguramente sin saberlo ni imaginarlo. Eso nos da la sensación de que el tiempo pase más rápido, más allá de toda teoría científica que indique que efectivamente los días son más cortos.
    Por eso, a mi humilde entender, e invitado por un elegante «viejazo» que redactaste, el privilegio de lo simple, es la diferencia con los 20s, y, como en todas las contradicciones de la vida, «lo simple», también es lo que nos conecta a esa época, porque, de la mano de la nostalgia, hubieron abrazos que se dieron, chismes que se contaron, amores que pasaron, etc….
    «Lo simple» es lo que va a transitar toda nuestra vida, ya sea como nostalgia o como anhelo. A nuestros 46, es un privilegio
    Cómo solía decir a mis 20s (porque lo hago cada vez menos), gracias por tanto en tan poco, y por invitarme a tomarme el tiempo de desempolvar mi nostalgia y espejarla con mi presente. Y perdón por caer un año después a comentarte, pero me tope con tu «viejazo», recién ahora. Es una pena, porque prefiero los números impares. Saludos.

    1. Conmovida con tu comentario. Tenés tanta razón. «A los 20 lo simple tiene sabor a poco». Ahora es la vida. Has puesto en narrativa todo lo que quise decir en los 45 punteos. Gracias por haberte tomado el tiempo de escribir así.

      1. No gracias a vos por invitarme a pensar solamente dos minutos, algo que es tan fácil y que esquivamos todo el tiempo. Así que si hay alguien a quien agradecerle es a vos, y a tu arte literario… de 45, porque no sé cómo viene el de 46, je.. Gracias Maru!!, después de tantos años, sigue siendo un placer leerte. Saludos.

      2. No gracias a vos por invitarme a pensar solamente dos minutos, algo que es tan fácil y que esquivamos todo el tiempo. Así que si hay alguien a quien agradecerle es a vos, y a tu arte literario… de 45, porque no sé cómo viene el de 46, je.. Gracias Maru!!, después de tantos años, sigue siendo un placer leerte. Saludos.

  4. Con 45, con 46 y todos los que vengan serás hermosa y seguirás escribiendo bonito. Tus ojos claros brillan con un resplandor especial cuando estás tranquila y contenta, y ahí radica lo bueno en esta vida. Pase lo que pase saber agradecer, vivir en armonía y paz, aprender a perdonar las ofensas sana física y mentalmente y da energía para emprender desafíos y lograrlos. Tener una familia en bloque donde disfrutan cada día con simples cosas y programando entre todos. Habiendo logrado eso que es tu familia, que importa tener 46 o más, o que el cuerpo cambie en su belleza de antes por la belleza de ahora. El caminar con elegancia, el sonreír con la boca y los ojos a las personas,para que la empatía logre alegría en el otro. Esas son virtudes que trascienden la edad que vaya aumentando cada año. Tener una hija adolescente que apoye su cabeza en tu hombro,eso es arte literario a plasmar en escritos

    Seguirás siendo bella por dentro y por fuera, escribirás bonito y proyectaras desafíos a lograr.

    Creo que el secreto es que no se tiene suficiente Fe y Esperanza en uno mismo como parte de algo superior que nos nutre y sostiene.

    No piensen en el paso de los años, vivan en plenitud los que van teniendo. Y no tengan miedo a llegar a 50, 60 o más años. Cada etapa les traerá sabiduría y claridad para interpretar el momento que les toca vivir y vivenciar.

    Cuiden su salud, permanecer sano con los años es la primer y fundamental meta.

    Sé feliz hija, nosotros tus padres somos felices si vos y tus hermanos lo son con sus logros y formas de vivir cada día. Unidos con amor y humildad tendrán felicidad.

    Dialoguen, analicen y acepten las diferencias, los lazos de sangre son sagrados. Vienen de un mismo cuerpo que les dió cobijo antes de nacer.

    Con amor del grande, tu mami.

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